Mi mano izquierda no habla con la derecha

Mi mano izquierda tiene la potestad de ir y venir, moverse, jugar y pensar por si sola. En cambio, mi mano derecha tartamudea, no se sabe moverse bien, pero maneja las tijeras con habilidad impresionante.  Por otro lado la izquierda maneja el tenedor con destreza absoluta y no pierde el sentido de orientación al llevar como pasajera a la comida en su viaje hacia mi boca, como sí lo hace la otra.

De pequeño no entendía la diferencia, los demás niños escribían con la mano derecha y yo era el único que escribía con la otra. En un principio, la profesora decía  agarren el lápiz con la mano derecha y empiecen con la figura.  Y mi mano izquierda le quitaba el lápiz a la derecha y empezaba a trabajar decidida, hasta que la derecha reaccionaba y trataba de no quedarse atrás y pedía el lápiz para intentarlo nuevamente, en una batalla que siempre ganó con destreza la zurda.

En la computadora que tengo, las dos manos utilizan el teclado, es un pacto al que llegaron, cuando yo cursaba primaria en el colegio, decidieron ponerse de acuerdo para escribir en máquina de escribir, computadora y hasta celular cuando las dos estuvieran desocupadas.

La zurda no sabe patear la pelota, no puedo decir que no lo intenta, pero no sabe (no le digan –La  pierna derecha) la derecha no tiene control es impulsiva y mala y pega duro (tampoco le digan- La mano Izquierda).

En ocasiones las dos juegan, empinando el codo. Tiene objetivos diferentes y habilidades distintas.  Para mi ser zurdo no me ha causado problemas, la puerta esta donde debe estar, las tijeras cortan como tienen que cortar, el mundo gira para donde tiene que girar.

La izquierda le agradece a la derecha que pare el bus todos los días.

La derecha agradece a  la izquierda que no se canse al levantarse para preguntar cuando no entiende alguna cosa.

Son amigos a medias pero compañeros para siempre, se sacan conejos para perder la pereza. Pero un día:

Mi mano izquierda quiso utilizar el mouse de la computadora, pero la derecha le dijo que no, que no se lo prestaría jamás, y la izquierda se resintió y le dijo que entonces que jamás le prestaría el lapicero con el que crea sus historias.

Desde ese día no se hablan y con señas se dicen lo que tienen que hacer.

~ por renatto24 en diciembre 2, 2007.